Escrito por María Sampedro
De los cinco sentidos que tenemos hay uno, el gusto, que es familia directa de un pecado capital, la gula. Ambas palabras empiezan con “g” de gastronomía, de goloso o de gozo.
No hay un mes del año, un lugar en el mundo o un recuerdo que no vaya vinculado a un manjar glorioso y gustoso. Y sigo con las “g”.
Seguro que si quieres rememorar un recuerdo de niñez, te vendrá a la mente una comida y un sabor al paladar. Y si te gusta viajar, seas de preferencias nacionales o internacionales, casi seguro que recordarás alguno de los parajes visitados por su extensa, extraña y peculiar cocina. La alimentación no es sólo una necesidad básica e imprescindible, sino que hemos sabido disfrutarla y engrandecerla. La comida de tu madre, los postres de tu abuela… ¡El cocinar es un arte!
Aunque satisfacer la necesidad alimentaria no sea para nada complejo, difícilmente nos contentamos con pan y vino. ¿Has hecho alguna vez memoria del paso gastronómico durante el año? Yo creo que no hay mes que no tenga una receta magistral que proponer, ¿te atreves al reto?
Te propongo algunos platos típicos de mi tierra pero seguro que en otra zona la propuesta sería igual de viable. ¿Aceptas? Pues allá vamos.
Comencemos con Enero, empieza el año y me llegan a la mente los primeros días: el roscón de reyes. El resto de días son, en ocasiones de dieta rígida y obligada tras los atracones de Navidad. Si no eres de los que empieza el año diciendo: “de hoy no pasa”, es que haces tus deberes a tiempo; si no, eres de los míos.
Si has logrado ser comedido, llega el segundo atracón del año en Febrero y sus Carnavales: frixuelos, picatostes… Preparándonos ya para la vigilia, no hace falta ser acérrimo creyente para degustar esos deliciosos postres. Y no olvidemos el picadillo, no vaya a ser este post resulte demasiado dulzón.
Con la Semana Santa, Marzo nos trae mucha variedad de bacalao, alejándonos de las tentaciones de la carne: bacalao a la vizcaína, en salsa de tomate, con garbanzos… Y si no eres muy fan de ese pescado, en la primavera ya asoman las verduras ¡Ay, la primavera! Empieza el desquite de prendas -salvo que estés en el norte claro- porque, como reza el dicho, hasta el 30 de Mayo no te quites el sayo.
La Semana Santa, bien sea a finales de Marzo o en Abril, trae el bollu para los ahijados y para los que no, también. Los huevos de chocolate, las figuritas nos inundan, más aún en estas fechas. Y eso que bollos de pascua hay de muchos tipos. Cuéntame el que conoces, seguro que me sorprendes. Y para Mayo, en honor al día del trabajo, vete preparando el estómago que vienen curvas y de las peligrosas; como propuesta te dejo el bollo preñado, más que nada por el desarme de Oviedo, para los más fiesteros una manzanilla por la feria de Abril si la tienes cerca.
El comienzo del buen tiempo da el pistoletazo de salida a las parrilladas -la carne la decides tú- y Junio es un mes perfecto si quieres asegurar el buen tiempo. Unos chorizos criollos, un buen costillar de cerdo, mucha brasa y mucha hambre, te dejo los productos clásicos pero hay mucha variedad -como el gusto, por supuesto-
Y si algo recordamos todos es la tortilla de patata y los filetes empanados, ¡comienza el verano! Y en Julio las primeras salidas. Todo lo que se meta en un bocadillo es propio de la fechas: empiezan meses de alejarse de una mesa y poner el mantel haya donde se tercie. El tiempo acompaña y hay que disfrutarlo.
¿Puede haber algo más delicioso que una ensalada rusa o de pasta en Agosto? Algo fresquito, fácil y rápido, que la playa cansa mucho y hay que aprovechar al máximo los rayos del sol. Y el dulce de las calles, el rey del verano: el helado. Saboreándolo mientras paseas, al lado del mar, en la piscina, da igual el sabor y el lugar, siempre apetece uno.
Continuemos con
Septiembre, mes de recogida, de vuelta al trabajo, de vuelta al cole y de
recolección de la manzana, una fruta cada vez más dentro de las comidas tanto en plato como en postres. Y en breve, para empezar a disfrutar de un buen magüestu con sidra dulce.
Para acompañar a la sidra dulce unas buenas castañas nos hacen llegar a Octubre, en un pote o simplemente magostadas. Con el comienzo de los meses fríos y lluviosos, Noviembre está lleno de puchero o platos de cuchara: cocidos, lentejas, fabada… que aunque se degustan todo el año, en estas fechas son especialmente reclamados y, por supuesto, muy apetecibles. Y con todos los santos también llegan sus ricos huesos.
Llegamos al mes glotón por definición: Diciembre, mesa llena de abundancias y de familia. No sólo es despedir el año y acortar distancias, es recordar juntos todos los años pasados y venideros; la celebración está servida: polvorones y turrones en todas sus variaciones.
Y tras este repaso por el arte de la comida, poco más que decir. Si no estás ahora con hambre, espero que disfrutes la próxima comida: la compañía, el lugar y el momento lo escoges tú.
¡Bon appétit!