Cuando hablamos científicamente de los ojos, los definimos
como unos órganos faciales conectados al cerebro que nos brindan el sentido de
la vista, a unos mejor que a otros. Pero la realidad es que los
ojos van mucho más allá de eso. O acaso es que tú, querido lector, ¿nunca te has sentido
cautivado/a por una simple mirada?
Los ojos son fuente de toda verdad y sentimiento, son el
detalle que nunca vamos a poder ocultar; pongamos de ejemplo a una persona
cualquiera con problemas corrientes: no le va bien en el trabajo/estudios, un
pariente suyo se haya en mal estado de salud, su relación amorosa no va todo lo
bien que quisiera… Ese individuo podrá sonreír, mostrarse amable con los demás,
incluso divertido…Pero en el momento que observas detenidamente su mirada sus
emociones quedan completamente al desnudo. Vacío, dolor, preocupación, esperanzas consumidas. No hay ciencia capaz de explicar el porqué de ésto.
Los ojos, espejos del alma |
Por qué hay ojos intensos, que parecen atravesar todo
aquello que miran, y por qué los hay afables, tímidos, inaccesibles…Por qué hay ojos chispeantes, que te hacen sonreír
involuntariamente con sólo verlos, y por qué los hay del color del océano,
tristes y a la vez poderosos. Por qué los hay curiosos y bien abiertos, siempre buscando
nuevas cosas que aprender, y por qué los hay ya cansados, repletos de
sabiduría. La lista de “porqués” se podría extender más y más, hasta
acabar definiendo los ojos de los siete mil millones de personas que pueblan el
planeta, pero no voy a mencionar más. Es más, os voy a invitar a que los descubráis por vosotros
mismos.
Cada vez la sociedad depende más de la comunicación vía
redes sociales. Esto puede resultar más práctico por ejemplo, en el caso de
personas que vivan a largas distancias y no puedan verse a menudo. Pero frente
a la comunicación cara a cara presenta un sinfín de desventajas.
Para empezar, está comprobado que si te cuentan una anécdota
en persona, la vas a recordar con bastante más probabilidad que si te la narran
en un mensaje. La comunicación cara a cara, aparte de la información que se
transmite en sí, se dan a conocer muchísimos más datos: los gestos de la
persona, sus manías, el sonido de su voz… El aspecto de su mirada.
Por eso deberíais levantar la vista de la pantalla. Mirar a
vuestro alrededor. Descubrir que el mundo que os rodea está lleno de cosas que
no nos podemos perder. Que hay gente ahí afuera que, aunque a simple vista no
encontremos nada atractivo, una sencillo intercambio de ojeadas lo puede
cambiar todo.
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