26.2.15

Entre todos hacemos ART Street


Sed bienvenidos y bienvenidas a los locales colaboradores de ART Street
Aquí hay una muestra de los locales colaboradores que, junto con vecinos y otras personas interesadas en arte y cultura, se han unido para crear este concepto artístico cultural en el entorno del Teatro Palacio Valdés, recogiendo un interés en acercar diversas manifestaciones artísticas al gran público. ENTRE TODOS hacemos ART Street una realidad viva todo el año. 
Ven a conocernos, visita nuestras exposiciones dentro y fuera, acude a nuestros festivales, a nuestros eventos, ven a ART Street Palacio Valdés y descubre 
CUANDO LA CALLE SE CONVIERTE EN ARTE

16.2.15

CRISTAL OSCURO (Jim Henson) / 1982

Escrito por Alejandro Bedía

www.cartelespeliculas.com
En un mundo de fantasía denominado Thra (nombre que no se menciona en la película, pero sí en la novelización de la misma realizada por A. C. H. Smith) los Skeksis, una raza cruel, malvada y opresora, ejercen su dominio sobre el resto de las criaturas gracias al Cristal Oscuro, una piedra fracturada hace mil años que, completa, permite un equilibrio justo, pero en su estado actual proporciona un inmenso y maléfico poder a aquel que la posee. Jen, un Gelfling supuesto como último miembro de su especie, recibe la misión de recuperar el fragmento de cristal perdido, restaurando la roca ahora incompleta y devolviendo así la ansiada paz a Thra.

Resulta llamativo al echar la vista atrás que una película que hoy goza de gran predicamento entre los aficionados al fantástico fuese despreciada en el momento de su estreno tanto por la crítica como por el público, llegando a considerarse un fracaso de taquilla. Ese presunto revés fue achacado por aquel entonces a determinados elementos oscuros del relato (por ejemplo, cada Skeksi se identifica con un pecado capital) que alejaban al filme de la supuesta audiencia potencial a la que iba dirigido: los niños. 

Además, el estreno de E.T.: El extraterrestre, Steven Spielberg, 1982, que se produjo poco después del de la película de Henson, acabó con las opciones de ésta de conseguir una taquilla acorde con sus aspiraciones, pues la historia de aquella, sencilla, emotiva y moralista, resulta mucho más cercana para la audiencia infantil.

Los momentos dignos de ser recordados se suceden a lo largo de un filme que resulta sumamente original (se trata de la primera película de acción real en la que no aparece un solo ser humano). Así, la voz del narrador nos cuenta lo sucedido con el Cristal Oscuro hace un milenio, mientras la cámara se acerca al lóbrego palacio de los Skeksis, atravesando una llanura árida y desértica iluminada por los rayos que caen de un cielo sombrío y tormentoso, sumido en la negrura de la noche. Un plano muestra los interiores de la fortaleza, recreándose en los detalles en miniatura, mientras los Skeksis se reúnen alrededor de la piedra, discutiendo sobre la sucesión de un líder que aún sigue con vida, aunque agonizante (el score de Trevor Jones acompaña de forma brillante tanto este momento como los sucesivos). Sin solución de continuidad sobrevendrá la presentación de los Mystics, el reverso luminoso de los Skeksis. De acertado se puede calificar el hecho de que ambas razas sean las dos caras de una misma moneda, el Cristal Oscuro, opuestas en aspectos éticos y morales, pero complementarias hasta el punto de que el sufrimiento de un miembro de una de ellas se ve reflejado en su equivalente del linaje contrario, mientras que la muerte de un individuo significa también la de su antagónico. Si la ruptura del mineral significó la separación de ambas castas, la reparación del mismo supondría su reunificación, recuperándose, de paso, el Igualmente destacable resulta la presentación de Jen, un Gelfling afable y bondadoso, rescatado por los Mystics de una muerte segura, pues su pueblo fue atacado y exterminado por los Skeksis cuando solo era un bebé. Sobrevenida de manera forzosa su condición de héroe, se ve obligado a partir en un viaje que se adivina sin retorno, pero gracias al cual descubrirá no ser el último miembro de una especie que parecía condenada a la extinción. Kira (Mullen), a la que conoce en el bosque, es otra Gelfling que le seguirá en su misión. El momento en el que ambos juntan sus manos, creándose una conexión que les permite ver lo sucedido con su pueblo en el pasado, parece una clara inspiración para el enlace que se produce entre los Na´Vi de Avatar, James Cameron, 2009, algo que vuelve a suceder en la conclusión, cuando Kira utiliza su vínculo con la Madre Naturaleza para que los animales luchen contra los Skeksis.

El punto humorístico es aportado por la bruja Aughra (Oz), cuya bondad es inversamente proporcional a su belleza, y que no duda en ayudar a la pareja protagonista. De todas formas, algunos aspectos como la extracción de la esencia de los Podling, otra de las razas de Thra, por parte de los Skeksis, que se sirven de la misma para rejuvenecer (las desvalidas criaturas son maniatadas ante el Cristal Oscuro, que extrae hasta la última gota de vida, convirtiéndolos en zombis de pelo canoso y ojos blanquecinos); o el fallido plan de rescate de los esclavos, que culmina con la muerte de las monturas de los protagonistas, añaden cierto tono macabro al relato. Pese a esos aspectos, el paso de los años y el descubrimiento del filme por un público más adulto y maduro otorgaron a Cristal oscuro el éxito que quizá mereció desde el principio.

7.2.15

Luces, cámara... ¿te animas? - Buscamos cámaras.

Te buscamos a tí. Sí, sí, a TÍ.

En ART Street estamos preparando un evento cultural y necesitamos cámaras con 
cierta experiencia (sea o no profesional) con ganas de formar parte voluntaria del mismo.


Si quieres saber más, escríbemos a artstreetpalaciovaldes@gmail.com antes de 
este 21 de febrero y te contamos más. Si puedes, envíanos un link con una pequeña 
muestra de algún proyecto en el que hayas participado (ya sabes, sea o no profesional).

Muestra tu potencial como cámara en este proyecto colaborativo. Lo publicaremos en YouTube con tu nombre en los créditos y podrás incluirlo en tu Currículum Vitae.

2.2.15

Dicen que lo imposible no existe

Escrito por Alba Matilla

Dicen que lo imposible no existe.

Que puedes ser lo que te propongas, que el ser humano no tiene límites y que nunca debemos renunciar a nuestros sueños.

Por desgracia, todas mis ilusiones murieron ahogadas en la oscuridad de esta habitación hace bastante tiempo.

A día de hoy, todavía me pregunto cómo sucedió todo, qué hice para merecer estar aquí atrapada...

Recuerdo que era un día precioso. La gélida brisa invernal parecía disiparse tras los rayos de sol, y la nieve se marchaba dejando a su paso un rastro de charcos en la calzada.

Ilustración realizada por Alba Matilla
Roy jugaba al escondite junto con el resto de niños de la aldea, mientras que yo leía una novela de Oscar Wilde sentada en los escalones de la Plaza Mayor.

Sí, me acuerdo muy bien. Casi puedo oír el ladrido de los perros, los chillidos de los pequeños al ser descubiertos, el olor a viejo de las páginas del libro…

Para mi padre yo siempre había sido la favorita. Siempre decía lo inteligente que era, y que sólo las personas con una capacidad mental como la mía merecían estar en la universidad, y no esos hijos de ricos que entraban pagando una suma económica que podría cubrirnos los gastos de al menos dos años, aun así insignificante para ellos. Por ello, mi padre siempre dedicó gran parte de su tiempo a enseñarme todo lo que sabía. Y cuando eso dejó de ser suficiente, invirtió bastante dinero (el cual no nos sobraba precisamente) en comprarme libros que explicaran por él todos los conceptos de ciencia, filosofía, matemáticas y literatura que no era capaz de mostrarme.

Mi madre solía reñirle de vez en cuando, recordarle que el dinero no se podía gastar así como así y no era conveniente invertirlo en mi entrada a la universidad tal y como estaban las cosas en el país.

Pero, aun así, mi padre continuó su plan apostando por mí, y yo me sentí la persona más afortunada del mundo.

Un niño alto y delgaducho me sacó del universo de Wilde para darme una mala noticia:

-Roy lleva un buen rato desaparecido. No lo encontramos por ninguna parte.

Me lancé a la búsqueda de mi hermano por las calles del pueblo, hasta que por fin lo encontré hecho un ovillo contra el muro de un callejón sin salida. Un polvillo parecido a la pólvora le cubría el rostro y las manos.

Cuando le pregunté qué había sucedido temí que se hubiera vuelto loco. “La nieve oscura, la nieve oscura, la nieve oscura…” Repetía esas tres palabras una y otra vez, sin sentido aparente…

… hasta que minutos después sí lo tuvieron. Y ojalá nunca lo hubieran tenido.

Cañonazos, balas, chillidos, fuego… Entre todo aquel caos, solamente las tres palabras de mi hermano se quedaron grabadas para siempre en mi interior. La nieve oscura. Las cenizas de la destrucción del pueblo, mi pueblo, de todo aquello que tenía.

Quizás debería haberme muerto allí, por el disparo de algún soldado, por el derrumbamiento de un edificio sobre mí, o intoxicada al inhalar demasiado humo como le pasó a Roy.

Pero por alguna extraña razón no lo hice.

Ha pasado tanto tiempo desde aquel suceso que ya ni siquiera me acuerdo de cuándo fue la última vez que me pregunté cuál sería el motivo de mi supervivencia. No sé cuántos años llevo aquí encerrada, siendo testigo de cómo los sueños que mi padre y yo construimos con tanto afán morían en las esquinas oscuras de aquella celda…

Dicen que lo imposible no existe.

Yo no creía eso, hasta que, después de siglos sin oír más que el ruido de mi llanto, escuché el sonido de una puerta al abrirse.

Y una luz que mataba a la oscuridad que me mantenía capturada.

Y una voz. Una dulce, y clara voz humana.

-Hola, Liesel. La guerra por fin ha acabado, y ya nadie te retiene como prisionera aquí. Tu padre te espera arriba. Lleva demasiado tiempo queriendo verte.